Redes 5G de altísima velocidad que permiten a las máquinas hablar entre sí, computación cuántica y materiales de nombre exótico que resuelven problemas críticos, todo eso llegará en estos diez años.
El sector tecnológico se mueve a un ritmo acelerado y, de acuerdo con la consultora McKinsey, en la próxima década experimentaremos más progreso técnico que en los 100 años anteriores. Se trata de innovaciones “que ya obtienen la mayor cantidad de dinero de riesgo, producen la mayor cantidad de solicitudes de patentes y generan las mayores implicaciones sobre cómo y dónde competir y las capacidades que se necesita para acelerar el desempeño”, observa McKinsey.
Se mencionan, así, la automatización y virtualización de procesos, que combinan la robótica, la internet industrial de las cosas (IIoT, por sus siglas en inglés); los gemelos digitales (digital twins), y la impresión 3D y 4D para agilizar las tareas rutinarias. Las industrias que pican en punta son la automotriz, la manufactura, el sector público y la industria aeroespacial.
Otra megatendencia combina redes celulares 5G e internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés) para permitir una conectividad más rápida en distancias más largas, con descargas exponencialmente más rápidas y una latencia casi inexistente. Por ejemplo, de aquí a 2030 se espera que el 5G alcance al 80% de la población mundial, según McKinsey.
Al respecto, Raúl Crudele, presidente de la Cámara Argentina de IoT, opina: “El avance de los dispositivos conectados está generando cambios disruptivos en todo el mundo, tanto en usuarios como en empresas. Y en este contexto, las universidades tienen un rol clave en el campo de investigación y desarrollo, para ayudar a convertir todo ese potencial en soluciones concretas. El principal desafío de estas tecnologías pasa por lograr que los usuarios tomen consciencia y conocimiento de su existencia y las posibilidades que ofrece”, señala, y ejemplifica que IoT aplica para soluciones como vehículos autónomos, casas inteligentes, aplicaciones industriales y agricultura de precisión, entre otras.
Si bien las redes 4G continuarán siendo útiles, la nueva generación de redes 5G brinda una eficiencia energética superior y capacidad de conectar gran cantidad de dispositivos, con soporte para comunicaciones masivas de tipo máquina a máquina. “El 5G será importante para el desarrollo productivo. Ese es el elemento diferenciador que ofrece en relación con las redes actuales. Pero aún no se han desarrollado los casos de uso en América Latina, Europa ni Estados Unidos”, comentan desde Movistar a la nacion.
La consultora internacional Research and Markets proyecta que el tamaño del mercado global de 5G IoT crezca de 21.000 millones de dólares en 2021 a 40.000 millones en 2026; es decir, una tasa de crecimiento anual compuesta del 73 por ciento.
Otra megantendencia tiene que ver con la computación cuántica, que promete superar los límites del cómputo clásico. En tal sentido, Zaira Nazario, quantum theory and applications technical lead de IBM Research, explica a la nacion: “Esperamos que la computación cuántica nos ayude a entender mejor el comportamiento de los materiales. Eso podría llevarnos a descubrir nuevos materiales para usos tecnológicos, desarrollar la próxima generación de soluciones energéticas, predecir propiedades químicas o encontrar materiales y mejores procesos para la sustentabilidad y el desempeño en una variedad de áreas. La computación cuántica tiene un gran potencial para ayudarnos a resolver problemas en disciplinas como la química y la física, donde con la computación tradicional solo podemos hacer aproximaciones. Dada la aplicabilidad tan amplia del aprendizaje automático, aquí tenemos el potencial de alcanzar muchas industrias”, completa.
Si bien la inteligencia artificial tiene varias décadas de vida, los expertos indican que todavía estamos en los albores de esta tecnología. “A medida que se vuelva más sofisticada, se aplicará para desarrollar más herramientas, como entrenar máquinas para reconocer patrones y luego actuar sobre lo que han detectado”, dice McKinsey.
Según datos de esta consultora, en 2024, el habla generada por inteligencia artificial estará detrás de más del 50% de las interacciones de las personas con las computadoras. Sin embargo, las empresas todavía están buscando formas de usarla de manera efectiva. Por ejemplo, el estudio Global AI Adoption Index 2021, realizado por la consultora Morning Consult sobre uso de la inteligencia artificial en nuestro país, muestra que hasta el momento el 19% de las empresas en la Argentina están usando esta tecnología como parte de sus operaciones de negocio.
Otro hito que veremos en los próximos años se centra en los materiales de nueva generación, como el grafeno y los materiales 2D; las nanopartículas de disulfuro de molibdeno; los nanomateriales, y una gama de materiales inteligentes, sensibles y livianos que permiten nuevas funciones y un rendimiento mejorado en las industrias farmacéutica, de energía, transporte, salud, semiconductores y manufactura. Muchos de estos materiales aún se encuentran en la etapa de investigación, en tanto que otros se están acercando a su potencial comercial.
Por supuesto, también hay que incluir a las tecnologías limpias, cuyo futuro se enfoca en las nuevas soluciones que abordan la creciente necesidad de generación de energía más sustentable.
Dentro de esta gama de opciones se incluyen los sistemas para la distribución de energía inteligente en la red, sistemas de almacenamiento de energía, generación de energía neutra en carbono y fusión atómica. “A medida que estas tecnologías limpias descienden por la curva de costos, se vuelven cada vez más disruptivas para los modelos comerciales tradicionales. Además su avance promete un suministro abundante de energía verde para sostener un crecimiento tecnológico exponencial, por ejemplo, en la informática de alta potencia”, concluye McKinsey, y ahí resuena la palabra criptomonedas, claro.
Fuente: La Nación
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