En el mundo tech, muchas veces se pone el foco (y con razón) en lo técnico: dominar un lenguaje, resolver algoritmos, armar una arquitectura robusta o automatizar un proceso complejo. Pero cuando se trata de crecer profesionalmente, hay una pregunta que cada vez aparece con más fuerza: ¿Se puede hacer carrera en IT sin saber comunicar, liderar o trabajar en equipo?
En los primeros años de carrera, lo que más pesa es tu capacidad técnica. Si sabes resolver problemas, entregas bien y rápido, y te manejas de forma autónoma, es probable que consigas buenas oportunidades sin necesidad de destacarte como gran comunicador o líder.
Esto aplica a muchos roles: backend, infraestructura, testing automatizado, análisis de datos, etc. En este tramo de la carrera, puedes ser “la persona que resuelve todo” sin hablar mucho. Y te va a ir bien.
Pero llega un momento donde eso no alcanza. Con el tiempo, lo técnico se vuelve “esperado”. Ya no es tu diferencial, sino tu base. Lo que empieza a marcar la diferencia es cómo trabajas con otros, cómo explicas tus ideas, cómo lideras procesos o cómo influyes sin imponer. Ahí entran en juego las temidas (y necesarias) soft skills.
Las soft skills (o habilidades blandas) son capacidades personales y sociales que determinan cómo te relacionas con otras personas y cómo manejas tu trabajo más allá de lo técnico. No tienen que ver con lenguajes de programación o frameworks, sino con tu forma de comunicar, colaborar, resolver conflictos y adaptarte.
Algunas de las más valoradas en el mundo IT son:
Estas habilidades no solo mejoran tu desempeño, sino que potencian el de todo el equipo.
Las empresas no solo buscan especialistas en código, sino personas que puedan integrarse a equipos diversos, entender contextos complejos y construir relaciones de trabajo saludables.
Esto se refleja en los procesos de selección: hoy, muchas entrevistas técnicas incluyen también evaluaciones de habilidades blandas, dinámicas grupales o preguntas situacionales. Según HR Dive, el 60% de los empleadores considera que las soft skills son más importantes ahora que hace cinco años. Y a nivel global, el 78% de las ofertas laborales ya incluyen al menos una soft skill como requisito (Passive Secrets).
La conclusión es clara: las habilidades humanas dejaron de ser un plus y pasaron a ser parte del perfil profesional que más se demanda en el mercado actual.
La buena noticia es que, al igual que una tecnología nueva, las soft skills también se pueden aprender y entrenar. No hace falta convertirse en una persona experta en comunicación de un día para el otro, pero sí empezar a incorporar pequeñas acciones en el día a día que, con el tiempo, generan un gran cambio.
Algunas formas concretas de empezar a desarrollarlas:
Lo importante es entender que estas habilidades no dependen de la personalidad, sino de la práctica. Con intención y constancia, cualquier persona puede desarrollar una versión más empática, comunicativa y colaborativa de sí misma.
Entonces, ¿se puede crecer en IT sin tener soft skills? Sí, se puede… pero lo más probable es que llegues a un techo antes que otros. Invertir en tus soft skills no es dejar de ser técnico, es potenciar todo lo que ya sabes hacer.
No se trata de cambiar tu esencia, sino de sumar herramientas. Porque en un mundo cada vez más colaborativo, quienes combinan conocimiento con habilidades humanas no solo crecen más rápido, también disfrutan más del camino.
Multiplica tu efectividad organizando el tiempo e identificando prioridades. Domina las técnicas de trabajo que evitan interrupciones y distracciones.
Potencia a tu equipo utilizando las claves para una comunicación efectiva. Desarrolla vínculos saludables en tu ambiente laboral a través de la negociación.
Aprende las claves para realizar presentaciones de alto impacto. Planifica y conduce reuniones para cumplir objetivos y gestionar situaciones complejas.
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