Promesas de cambios, un largo historial como tuitero y una dosis de excentricidad son algunas de las variables que explican el interés del empresario por la red social.
La noticia sacudió ayer el mundillo de las redes sociales: Twitter aceptó la oferta de Elon Musk, que desembolsará 44.000 millones de dólarespara ser el dueño de la empresa. ¿Cuáles son las motivaciones del magnate para sumar ese servicio online a su colección de empresas? ¿Cómo se explica el impulso del empresario, que sobre la hora ratificó su interés al presentar una “mejor y última oferta”, mientas el runrún aseguraba que los directivos de Twitter preferían que la operación caiga?PUBLICIDAD
Las acciones de Twitter se dispararon tras el anuncio y Wall Street cerró en alza, en buena medida gracias al impulso provocado por el anuncio de compra-venta. Ahora bien, ¿cuáles son las motivaciones que llevaron a Elon Musk a pagar 44.000 millones por la red social? ¿Esta movida es un buen negocio para el empresario? ¿Es posible que Musk no le interese conseguir réditos económicos con Twitter y que simplemente haya comprado un nuevo chiche para jugar? A continuación repasamos cinco razones que explican, aunque sea en parte, la operación que establece un mojón en la historia de la red social del pájaro azul.
Nos cuesta pensar que los negociados multimillonarios persigan un bien común. Créase o no, desde que Musk se convirtió en el accionista mayoritario de Twitter (y luego, al realizar su oferta) repitió que su llegada a la red social profundizaría la libre expresión en la plataforma.
“Invertí en Twitter porque creo en su potencial para ser la plataforma de la libertad de expresión en todo el mundo, y creo que la libertad de expresión es un imperativo social para una democracia que funcione”, dijo el magnate. Más tarde, cuando las negociaciones tambaleaban, señaló en esa misma dirección: “Hice mi inversión y ahora me doy cuenta de que la compañía no prosperará ni cumplirá con este imperativo social (…) Twitter tiene un potencial extraordinario y yo lo desbloquearé”, cerró.
En una charla TED también hizo referencia a las prácticas de moderación que pretende. “Creo que nos gustaría errar en, en caso de duda, dejar que el discurso exista. Porque si es un área gris, diría que es mejor que el tuit exista”, dijo.
Musk fabrica autos eléctricos, planea viajes al espacio, diseña túneles para dinamizar el tránsito en las ciudades, habla de chips que se incrustarán en el cerebro humano y también tiene tiempo para tuitear. El empresario de 50 años de edad es un usuario frecuente en Twitter, en ocasiones rozando la verborragia. Su cuenta oficial (@elonmusk) se abrió en 2009 y ahora tiene más de 85 millones de seguidores.
Cuando se es millonario, cabe la posibilidad de comprar la empresa que fabrica o gestiona aquello que se consume. La conversión de Musk de usuario a dueño de Twitter es un caso paradigmático de ese movimiento.
Cabe recordar que el magnate ha tenido una relación tirante con la red social que acaba de comprar: es verborrágico con sus tuits, enfrentó conflictos legales por declaraciones en la plataforma (demandas de la SEC incluidas), y en algunas ocasiones anunció que dejaría de participar en Twitter aunque pronto retomó su actividad en la plataforma. Tal como señalamos en TN Tecno anteriormente, el interés de Musk por la red social y la posterior compra ha vuelto a echar luz sobre una relación de amor-odio.
Ahora en el rol de patroncito, se espera que Musk inyecte cambios en la vena de Twitter.
En el examen de las razones que llevaron a Musk a comprar la red social que usa desde 2009 también hay que mencionar su interés de realizar cambios en el funcionamiento del servicio. A continuación anotamos algunas de las ideas que ya esbozó.
Tal como dijo Mario Postay en una nota publicada en TN.com.ar, Elon Musk es un “figura excéntrica, apasionada por el show”; un empresario exitoso, por muchos considerado gurú tecnológico, y a la vez un tipo despreocupado que “con un desparpajo envidiable encendió un porro mientras lo entrevistaban en el show televisivo más visto del país en pleno primetime”.
Ya lo dijimos: Musk habló seriamente de incrustar procesadores en el cerebro humano. También piensa llegar a Marte y nos dice que muchos morirán en el viaje. Sin adentrarnos en su vida personal (en la que se encuentran otras señas excéntricas con apenas asomarse), el muchacho no ha ocultado sus rarezas. Una vez presentó ¡un lanzallamas!, otra vez vendió botellas de vodka y se sabe que a pesar de su fortuna vive en una casa de pocos metros cuadrados. Hace poco le ofreció 5.000 dólares a un adolescente para que elimine algunos tuits. Y tiempo atrás contrató a un community manager que hasta entonces criaba chanchos.
Dicho todo esto, ¿qué hay con Twitter? Si bien no podemos pensar que un empresario renombrado, elegido recientemente por la revista Time como la persona del año, realice una movida millonaria por mera excentricidad o capricho; acaso haya una pizca de aquello en esta compra. Por lo demás, ¿alcanza su ánimo de convertir a Twitter en una “plataforma de libre expresión” para explicar una operación de muchos billetes?
El empresario repitió que con la compra de la red social no pretende ganar plata. “Mi fuerte sentido intuitivo es que tener una plataforma pública que sea de máxima confianza y ampliamente inclusiva es extremadamente importante para el futuro de la civilización”, señaló.
Sea un nuevo juguete en su habitación de niño-empresario, sea ésta una cruzada en favor de la libertad de expresión; inexorablemente Twitter cambiará. Restará observar los siguientes pasos de la red social, que con un nuevo dueño iniciará una etapa de alteraciones en mientras avanza hacia su 17avo. aniversario.
Fuente: TN Tecno