Quería averiguar el futuro de F-Zero, una saga que nació en 1990 y tuvo una última versión en 2004, y por eso compró el mínimo posible de acciones para participar en las reuniones de accionistas.
Hay gente para la que un videojuego es más que un divertimento: es una pasión y (a veces) una obsesión. Tatuajes de los personajes, nombres para mascotas, vestimenta y mucho más: sienten que esos títulos de alguna manera los definen, y que influyen sobre su vida y -sobre todo- su bienestar.
Esto claramente es lo que piensa un japonés conocido como Momiji en Twitter, que según reporta Gizmodo estaba muy preocupado por una nueva versión del videojuego F-Zero, desarrollado por Nintendo, que ofrece carreras de autos con un estilo futurista, y que ha sido publicado para todas las consolas históricas de Nintendo desde 1990, pero que tuvo su última versión en 2004 con F-Zero Climax, para el Game Boy Advance.
Momiji quería saber cuándo Nintendo publicaría una nueva versión, así que tuvo una idea que -a su juicio- tenía mucho sentido: transformarse en accionista de la compañía para poder participar en las reuniones generales y tener, así, la posibilidad de preguntarle a los ejecutivos de la compañía, en forma directa, por la próxima versión de su juego.
Momiji vendió acciones que tenía de otras compañías y compró el mínimo necesario para participar en las reuniones en Nintendo: 100 acciones, por un valor de 5,6 millones de yenes (43.000 dólares). Con ese aval pudo hacerle la pregunta a la junta directiva: ¿cuándo llegará una nueva versión del F-Zero?
La respuesta vino del mismísimo presidente de Nintendo, Shuntaro Furukawa: “es realmente difícil desarrollar nuevos títulos y remakes, incluyendo secuelas, para todos los juegos de Nintendo que la gente pide. Pero estamos muy agradecidos y apreciamos las expectativas y pasión de los fanáticos por nuestros juegos”.
En síntesis: no le dijo nada en concreto, pero Momiji lo tomó, en su cuenta de Twitter, como una victoria, porque pudo hacerle saber a los directivos de Nintendo que hay fanáticos de sus juegos que piden por la resurrección de un título a su juicio injustamente olvidado.
Fuente: La Nación